jueves, 6 de diciembre de 2018

Democracia y autodeterminación, hace 40 años y ahora



Hay cosas de la Constitución Española que me gustan mucho, otras poco y otras absolutamente nada. Pero ese no es el tema. Muchas veces he estado a punto de escribir un texto en el sentido de renegar de la Constutición. Pero al final siempre la he considerado, como hoy, un mal menor. Que es mala, lo es. Y mucho. Pero posiblemente todas las alternativas eran peores.

Hablo por experiencia. Por aquella época yo contaba 15 años. Recuerdo las tensiones que se vivieron, desde todos lados (extrema derecha, extrema izquierda, ejército, Iglesia Católica, sindicatos, etc.). Fue algo increíble que al final se pusieran de acuerdo la derecha franquista de AP, el centro-derecha de UCD, la izquierda del PSOE y hasta la extrema izquierda moderada (valga la contradicción) del PCE en dar su aprobación a aquel texto constitucional.

Sea como fuere aquel 6 de diciembre de 1978, del que hace precisamente hoy 40 años, España en general y, si queremos decirlo así, cada autonomía en particular ejercieron su particular derecho de autodeterminación (refrendado posteriormente, en lo que a las autonomías se refiere, por cada Estatuto de Autonomía). Se quiera o no los españoles ejercieron la democracia y aprobaron mayoritariamente la Constitución.

En ella están las reglas del juego político español. Y en ella están, también, las reglas para cambiarlo, parcial o totalmente. Si algún partido quiere hacerlo lo único que tiene que hacer es conseguir que los votantes le apoyen en la proporción requerida.

Es la democracia española. Imperfecta, sin duda. Con muchos defectos, claramente. Pero democracia al fin y al cabo. Aunque a mí, personalmente, no me guste. Pero es lo que hay. Porque los españoles así lo quisieron.

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