La entradilla del artículo Menores enganchados es simplemente brutal:
Beben alcohol cuando son apenas unos niños; fuman y prueban las drogas a muy corta edad. Se obsesionan con los videojuegos y, cada vez más, con las apuestas 'online'. Las nuevas adicciones se suman a las antiguas en una sociedad con cada vez mayor número de adolescentes necesitados de desintoxicación. ¿Cómo evitarlo?
El desarrollo no lo es menos.
¿Y la solución al problema? Nos da esta:
Azucena Martí, delegada del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, considera que "las familias son el pilar básico para la prevención de conductas de riesgo y es cierto que muchas se encuentran ante encrucijadas y mensajes contradictorios en la crianza y educación de sus hijos. Es necesario el apoyo de toda la sociedad para cumplir con ese cometido preventivo y contribuir al desarrollo de competencias familiares, herramientas para hacer frente a esas encrucijadas".
Sería para reír si no fuera porque es auténticamente dramático. Es verdad que la familia es el pilar básico para prevenir estas conductas. Una familia que ellos mismos se han encargado de destruir. Y sí, es necesario que la sociedad apoye a la familia en su lucha. Una sociedad que no tiene el menor interés en la familia.
Por eso están las cosas como están, porque la familia, que es la base de la sociedad, ha sido destruida, y con ella la sociedad misma. Y uno de los síntomas de esa destrucción son los hechos que se relatan en ese artículo.
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