Lo primero es decir que el PSOE ha vencido. Pero tampoco como para echar las campanas al vuelo. Porque, además del triunfo más moral que otra cosa en las europeas (que analizaré en el próximo escrito), en los municipios y en las autonomías, una vez que se cierren los pactos, no creo que vaya mucho más allá de retener en poder que ya tiene. Pero desde luego es claramente el partido voto. Vamos, una victoria a los puntos, bastante lejana del KO.
En segundo lugar queda el PP. Desde el tortazo que se pegó en las generales me he cansado de decir que se iba a pegar otro mayor. Y, como casi siempre, me he equivocado. Los populares salvan honrosamente los muebles. En muchos sitios más por la desmovilización de la izquierda que por méritos propios. Y también porque parece que muchos votantes de Vox vieron como funcionan las matemáticas electorales y decidieron guardarse el cabreo en el bolsillo y regresar al PP. Sea como fuere, contando que venía de un tremendo desastre, muy meritorio como el PP ha conseguido darle la vuelta al tema en tan solo cuatro semanas. Un gran logro, sin duda.
Después, en tercer puesto, tenemos a Ciudadanos (partido al que le di mi apoyo). Pues ni fu ni fa, ni chicha ni limoná. Podrán decir que han conseguido un exitazo de tres pares de narices, comparando los resultados actuales a los conseguidos hace cuatro años. Pero la realidad es que la meta era el famoso sorpasso al PP. Y ese ni está ni se le espera. El partido naranja va a tener que hacer en los próximos años un enorme esfuerzo por implantarse en toda España desde abajo si no quiere quedarse en lo que es ahora, un partido bisagra. Y tampoco tengo claro que al final no sea ese su destino (al menos bajo Albert Rivera y hasta que tome las riendas Inés Arrimadas). Pero de eso tendremos tiempo de hablar. Por ahora Ciudadanos se queda en una esperanza que ni se desmorona ni acaba de cuajar. Dependerá de cada cual si quiere ver la botella medio llena o medio vacía. Pero que está a medias, eso está claro.
Sobre Vox, pues bueno, teniendo en cuenta que partían de cero, no está mal. Pero tampoco es para bailar, vamos. Han cosechado muchos menos apoyos de los esperados. Supongo que en buena parte porque son un auténtico desastre a nivel interno y la gente se ha dado cuenta, y por otro lado porque muchos arrepentidos del PP se han sentido culpables y se han vuelto a arrepentir, ahora en dirección contraria. Desde luego mucho tienen que mejorar, tanto a nivel interno como en los parlamentos donde tienen representación, si no quieren practicamente desaparecer en cuatro años.
Y he dejado para el final la alegría del día (por lo menos para mí). El tortazo en toda regla que se han pegado las chicas (y chicos) de Unidas Podemos. De espanto (para ellos, claro). Se lo han buscado a pulso, sobre todo con las luchas internas, ese persolanismo de Iglesias y esa hipocresía de decir una cosa y vivir la contraria. Mucho del personal que los apoyaba ha pasado olímpicamente de los unidaspodemistas y o ha apoyado a los socialistas o se ha quedado en casa. Y UP al precipio. Una delicía, vamos.
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