Una maniobra totalmente política y partidista, que, como muy bien se menciona en otro artículo en el mismo digital, ganaba así tiempo antes de que la Mesa de la Cámara Baja tuviera que adoptar decisión alguna de cara a las elecciones del 26-M.
Una jugada que, además, le ha salido mal por completo, dado que el Tribunal Supremo la ha respondido pronto y en contra de sus intereses.
A la vez que parece que Casado despierta y amenaza a la socialista con pedir su reprobación y, lo que es mucho más importante, llevarla ante los tribunales por prevaricación y desobediencia.
Menudo comienzo para la tercera autoridad del Estado. Y, por cierto, muy institucional y nada partidista esta mujer, ¿eh?
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