miércoles, 8 de enero de 2020

La hora más oscura (aún más que la anterior)

Cuando hace siete meses, con ocasión del triundo de la moción de censura de Pedro Sánchez contra Mariano Rajoy, yo escribí mi texto La hora más oscura pensé que la cosa no podía ser peor. Pero el dicho que reza que toda situación, por muy mala que sea, tiene la posibilidad de empeorar es tozudo y ayer se volvió a demostrar su certeza.

Mantengo cada una de las palabras que escribí entonces. Con varios añadidos para la situación actual de la investidura de Pedro Sánchez como Presidente de Gobierno que sin duda empeoran la situación. Los ultracomunistas de Podemos y el PCE van a ocupar varios puestos en el gabinete ministerial, empezando por una vicepresidencia. Los secesionistas catalanes de ERC hoy son oficialmete sediciosos (casi rebeldes, de no haber sido por la light sentencia), con cuyo líder en prisión ha negociado el investido un acuerdo que pone en pie de igualdad el Gobierno de España y el Govern de la Generalitat de Catalunya. Los separatistas del PNV están trabajando en un nuevo estatuto vasco que vaya en la línea de relaciones de igual a igual entre el País Vasco y España. Y los terroristas de Bildu están ya apoyando el gobierno del PSN en Navarra.

A lo anterior hay que añadir que posiblemente (o muy probablemente) Pedro Sánchez habrá llegado a promesas a ERC de indultos a los sediciosos y a Bildu de beneficios penintenciarios a etarras.

Sin duda hemos visto también en la sesión de investidura enormes pruebas de dignidad, como las que nos han ofrecido José María Mazón (PRC) y Ana Oramas (CC), ambos tomando una decisión de votar en contra que les puede costar muy cara. Al primero le puede costar el pacto PRC-PSOE en Cantabria y a la segunda su propia militancia (su partido votó por la abstención y ya han abierto expediente contra ella).

Pero por contra hemos asistido a la indignidad de un candidato humillado por discursos abiertamente (recalco lo de abiertamente, porque lo fueron hasta caer en la más clara provocación) antiespañoles por parte de sediciosos catalanes y terroristas vascos, ante los que guardó un cobarde silencio por miedo a perder su colaboración para seguir en Moncloa.

Ha llegado para España su hora más oscura políticamente desde 1978, más aún que aquella de hace siete meses. Esperemos que esa oscuridad política no siga avanzando sobre la nación, porque de ser así podría llegar a un punto irreversible para la justicia, para la libertad, para la democracia e incluso para la misma España.

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