Hace poco, cuando fui a comprar al Walmart que está cerca de donde vivo, me acorde de ese fenómeno tan español del nini. Esos personajes que ni estudian, ni trabajan,
le echan la culpa de eso
a los demás (el Estado, el Gobierno, la economía, Estados Unidos, el capitalismo; lo que sea, menos ellos) y cuya mayor aspiración es vivir de alguna subvención del Estado y, como probablemente es hijo único y sus padres le tuvieron de edad avanzada, vivir con sus progenitores hasta que fallezcan y luego heredar el piso de marras.
Y digo que me acordé de los llorosos ninis españoles porque, como era por la tarde, casi la mitad de los cajeros tenían una targeta con su nombre de color, en vez de azul, amarillo, que les identifica como que tienen 16 o 17 años. Y todos ellos trabajando por la tarde, después de salir, creo que a las tres, de la high school (instituto). A los que hay que añadir otro buen numero que tiene entre 18 y 20 años y que está estudiando en el college (primeros dos años de universidad).
Decididamente, aquí en Estados Unidos no hay ninis, sino estras, estudiantes que trabajan. Y que, por cierto, no se quejan por ello.
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