El feminismo clásico es el que luchaba (y sigue luchando) por la igualdad de derechos entre el hombre y la mujer. Es el feminismo de, por ejemplo, Clara Campoamor (figura de la que incomprensiblemente se han adueñado los socialistas) en el pasado o de Ciudadanos en el presente. Pero lo que estamos viendo actualmente en España no es ese feminismo, sino muchas actitudes de la izquierda (no todas, justo es decirlo) que van en la línea de una lucha para que la mujer esté por encima del hombre. Si el machismo es el abuso por parte del hombre de la mujer, el hembrismo es exactamente lo mismo, pero a la inversa, el abuso por parte de la mujer del hombre.
Es lo que se puede ver a las claras en el caso del hombre condenado a catorce años de cárcel por unos abusos sexuales de su hijo que no había cometido, de los cuales se pasó en prisión tres años (uno y dos, vale la pena leerlos, de verdad). No es el único caso. Últimamente se han producido varios que no recuerdo exactamente, pero en los que las mujeres abusaron de su posición para perjudicar injustamente a los hombres.
Cuidado, porque esto no es juego. El machismo es peligrosísimo. E igual de peligroso es el hembrismo. Más peligroso aún si esta apoyado desde las instituciones, políticas y judiciales.
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