martes, 27 de noviembre de 2018

Científicos jugando con fuego a ser dioses

Desde hace tiempo vengo advirtiendo en este blog del peligro de científicos que se adentran cada vez más en los campos de la manipulación de la genética humana. Entrar en ese terreno (como se ha entrado desde hace mucho tiempo) y hablar, como lo hacen algúnos científicos, de líneas rojas es simplemente una tontería, porque siempre habrá científicos que, por llegar a ese más difícil todavía, las cruzarán.

Es lo que ha pasado con un científico chino que asegura haber creado los primeros bebés modificados genéticamente. Y ahora, claro, muchos otros científicos se llevan hipócritamente las manos a la cabeza diciendo que es una locura. Sí, lo es. Pero estaba claro que más tarde o más temprano iba a ocurrir. Como ocurrirán también otras modificaciones genéticas mayores que la presente.

Es lo que pasa cuando se saca la creación de una nueva vida humana de lo establecido por la naturaleza, la relación sexual de un hombre y una mujer. A partir de ahí, cualquier cosa puede pasar, porque la creación de esa vida humana queda en manos de científicos, dentro de los cuales, como en todas las profesiones, los hay, éticamente, muy buenos, buenos, malos y muy malos. Y los hay que, claro, no soportarán la tentación de jugar a ser dioses. Un juego con fuego. Pero en el que no arderán ellos, sino generaciones de humanos, dado que esas mutaciones genéticas no se sabe a qué conducirán en generaciones posteriores.

Pero ya es sabido que los que defendemos tales cosas somos calificados por reaccionarios por aquellos que se califican a sí mismos como defensores del progreso. Cuando ese llamado progreso llege a su destino será demasiado tarde para regresar. Aunque lo deseen.

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