jueves, 21 de marzo de 2019

No estoy preparado (para el compromiso)

Treintañero, guaperas, cuerpo de gimnasio, profesionalmente estable, condición económica desahogada, buen coche, conversación fácil, divertido, independiente. Y, por supuesto, soltero y sin compromiso.

La periodista de marras (no recuerdo donde la leí, hace mucho) narraba que abundan en Madrid. Supongo que escribía por experiencia. Decía que les gusta mucho hablar de sí mismos. Parece que a ella no le disgustaba demasidado escucharles.

Pero la cosa se tuerce cuando se les habla de compromiso (aparentemente era la buena mujer la que pronunciaba la palabra de marras). Entonces invariablemente pronuncian la misma frase: No estoy preparado.

Por supuesto no se hablaba de casamiento. Eso ni se menciona. En el contexto se sobreentiende que de lo que se trata es de vivir juntos. Pero ni así. La escritora se quejaba casi amargamente de que el individuo lo que busca es placer sexual con cuantas más mejor sin ningún tipo de compromiso con ninguna de ellas. Porque, decía ella, a estos sujetos en otras épocas no les quedaba más remedio que cuando querían acostarse con una mujer hacerlo con la suya, pero ahora, añadía, los tiempos han cambiado y se aprovechan de ello.

Sonreí tristemente. Es el hombre típico de esta sociedad, egoísta y sin principios, que solo busca a una mujer para satisfacer sus deseos sexuales. Y, por supuesto, en su búsqueda utiliza su posición económica para deslumbrarla y que caiga en sus redes. Pero nada más. Y aparentemente eso a muchas mujeres como que ya no les va gustando. Pagar por adelantado para recibir a cambio poco ahora y nada después.

Mucha igualdad de sexos, mucha liberación femenina, mucho "estamos hasta... de preparos...", pero a la hora de la verdad cuando aparecen sujetos que le dan la vuelta al asunto para aprovecharse de todo eso a ellas no les gusta demasiado el tema. Más bien les disgusta. Y mucho. Pero es lo que hay. Un macho alfa que se aprovecha de su posición para, seamos crudos, acostarse con todas las que puede sin tener la menor intención de llegar a ningún compromiso.

Y, por lo que se le leía implícitamente a la periodista, parece que consiguen sus metas. Aunque a ellas eso no les guste demasiado. Porque, llegados a ese punto, parece que el femimismo ya no es tan divertido para las feministas.

2 comentarios:

  1. Todo es cuestión de incentivos. Antes el ser padre de familia, esposa, muchos hijos, etc.., era un estatus social importante.

    Hoy día, cualquier hombre que le dijera que sí, tiene todos los boletos para que, ante una mínima desavenencia..., reciba una acusación de malos tratos falsa, un divorcio en contra, y, pese a su éxito profesional, encontrarse sin patrimonio y durmiendo en un coche de segunda mano, mientras la periodista, asesorada por un par de coletivos feministas, vive en lo que fue su hogar familiar con su nuevo novio...

    Incentivos. Ya tendrán hijos los inmigrantes...

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    Respuestas
    1. Efectivamente tienes toda la razón. Es más o menos lo que recuerdo que se comentaba en el foro al que hice referencia en el texto ¿Casarme o tener hijos? ¡Ni loco!

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