Vayamos por partes.
Por la misma configuración política del país, en Estados Unidos las confesiones religiosas tienen caracter estatal. De esta forma la Iglesia Católica ha conseguido que el asunto no la haya afectado a nivel federal, sino que se haya limitado a los estados en cuestión. Los daños han sido cuantiosos, sin duda, pero controlables. Hasta ahora.
Y digo hasta ahora porque hace siete meses me hice eco de un artículo en el digital católico conservador Infovaticana que anunciaba la posibilidad de que a la Iglesia Católica se le abriese una investigación federal sobre el comportamiento de la Iglesia Católica respecto al encubrimiento de los abusos sexuales en toda la nación.
Y el artículo de referencia terminaba con estas palabras:
Podría iniciarse una investigación a partir de esta legislación, con consecuencia previsiblemente sísmicas para la Iglesia americana e incluso para la propia Roma.
Destaco: para la propia Roma.
Pues puede que estemos cerca de ello. Porque resulta que:
Cinco estadounidenses que aseguran ser víctimas de abusos sexuales cometidos por sacerdotes católicos presentaron una demanda el martes contra el Vaticano para obligar a la Iglesia a abrir sus archivos y entregar los nombres y detalles de los abusos cometidos por el clero. Los demandantes "fueron perjudicados como resultado de la práctica y la política de la Santa Sede de no reportar sospechas de abuso infantil a las autoridades de la ley", establece la demanda presentada en un tribunal federal de Estados Unidos, en el estado de Minnesota.
Es solamente el principio de un artículo que vale la pena leer por completo. Porque si la demanda prospera el asunto de los abusos sexuales a niños encubierto sistemáticamente por la Iglesia Católica podría explotarle al Vaticano de lleno. Y no solamente moralmente (como ya le está afectando) sino legalmente, con todo lo que ello implica.
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