Algo (mejor dicho, mucho) falla cuando nos vemos obligados a
leer que el Congreso de los Diputados de España, con la muy feminista Meritxell Batet a la cabeza, había aceptado sin rechistar las normas de protocolo machistas de la delegación
iraní (integrada, por supuesto, exclusivamente por hombres) para que las diputadas (españolas y en España, ojo) ni les tocaran ni les miraran a los ojos. ¿Qué se puede decir?
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