martes, 17 de septiembre de 2019

Y Albert Rivera volvió al centro de la pista con un arriesgado salto circense

Vivimos tiempos en la políticia española en los que nada es lo que parece. Por poner el ejemplo más claro de lo anterior, Pedro Sánchez nunca ha tenido la más mínima intención de evitar unas nuevas elecciones, sino todo lo contrario, ya que piensa que en las mismas mejorará sus resultados.

Y lo mismo puede decirse de la propuesta hecha por Albert Rivera a Pablo Casado de una abstención conjunta a cambio de tres condiciones de Pedro Sánchez para permitirle ganar la investidura.

Dicha propuesta no persigue que Pedro Sánchez la acepte, sino que nuevamente los focos vuelvan a posarse sobre el líder naranja. Sabe Rivera que Sánchez, puede que después de un cierto mareamiento de perdiz, seguirá en su apuesta por la repetición electoral. Pero también es consciente de que su papel de ha desdibujado (y mucho) en las últimas semanas. Así que pretende volver a ser el centro de atención. Y, además, tratar de quitarle protagonismo a Pablo Casado como líder la oposición. Por no hablar de quedar como un hombre de Estado. Todo, por supuesto, de cara a la galería.

Después de llevar tres meses insistiendo invariablemente en su no es no y diciendo que la única solución para España es sacar de La Moncloa a Pedro Sánchez, quien encarna (o al menos encarnaba hasta ayer) todos los males posibles para España, ahora Albert Rivera da un giro a su estrategia y abre la puerta (en teoría) a investir a Pedro Sánchez con la ayuda de Pablo Casado.

Un Casado que se ha desmarcado de la propuesta de Rivera, diciendo en el comunicado del PP que el Partido Popular mantiene su posición de “coherencia, firmeza y sentido de Estado”, al margen de la maniobra de última hora de Rivera. Que es lo mismo que decir diplomáticamente que Ciudadanos ni es coherente (con su posición defendida hasta ahora), ni es firme (ya que está cediendo ante Sánchez), ni tiene sentido de Estado (por lo anterior).

Por cierto, hablando del giro del líder naranja, que ya ha dicho por activa y por pasiva que Pedro Sánchez no es de fiar, ¿entónces qué le impediría a Sánchez aceptar las condiciones de Cs y luego gobernar puntualmente con el apoyo de Podemos y demás fauna?

En mi opinión la propuesta de Rivera entraña el riesgo de que, si se confirma la más que probable convocatoria de nuevas elecciones, el Partido Popular le vuelva a acusar de ser la veleta naranja. Hasta ahora, y sin esa propuesta de última hora, Rivera tenía la baza de intentar sembrar la desconfianza en el PP, por las palabras de algunos de sus líderes defendiendo esa abstención para permitir a Sánchez ganar la investidura. Ahora ya no puede mencionar el tema, ya que él mismo ha propuesto lo mismo.

Ya expuse por aquí mi 'simple' solución para que Sánchez gane la investidura con un gobierno estable y sin depender de extremistas ni independentistas. Todo lo que sea ir más allá de eso (o menos, depende de como se mire) para mí no son más que fuegos de artificio, más aún si son a última hora.

Dicho todo lo anterior reconozco que es posible que la propuesta de Albert Rivera le salga bien y a través de su idea recupere, al menos en parte, algo de la centralidad política perdida. Por lo menos hemos visto la desvergüenza (una más) de Pedro Sánchez al decir que ya las condiciones impuestas por Ciudadanos se cumplen.

De todos modos la propuesta de Albert Rivera me parece muy arriesgada, bastante teatral (por no decir circense) y encaminada principalmente (probablemente únicamente) a volver a atraer los focos sobre él.

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