Sí, claro, cada cual tiene el derecho a manifestarse por lo quiera y celebrar lo que desee en la vía pública, siempre que cuente con los permisos necesarios. Pero no a armar un ruido insoportable que se meta en todos los domicilios de alredor; y menos aún a que ese ruido esté en marcha toda la noche y madrugada, hasta el amanecer.
Porque los del Orgullo Gay están sumamente molestos porque desde el Ayuntamiento de Madrid les han limitado el nivel de ruido y porque solamente les dejan celebrar hasta las 2.30 de la madrugada. Dicen que estas medidas dañan la mentada festividad y que eso no puede ser, porque esa celebración es un bien cultural.
Es decir, que los derechos colectivos de los participantes en el Orgullo Gay deben estar por encima de los derechos individuales de los vecinos. Ellos pueden celebrar a todo tren hasta las 2.30 y los vecinos que tengan que levantarse a las seis para ir a trabajar que lo hagan después de dormir tres horas. O dos si hay que levantarse a las cinco. Todo sea por el bien cultural del Orgullo Gay.
Pues no. Las manifestaciones y los colectivos, sean del signo que sean, no tienen derechos. Son las personas. Y punto. Y nadie puede violentar el derecho de una persona a dormir en su domicilio, por ejemplo. Y lo contrario, lo haga quien lo haga, es una auténtica barbaridad. También por parte del Orgullo Gay.
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