Sé que toda generalización entraña injusticias, y por eso de antemano digo que sé que gente buena y gente mala hay en todas partes. Pero esta historia que me llegó por email ilustra como son las cosas entre israelíes y palestinos.
Hace tres años, médicos en el Centro Médico Soroka, en Beersheba, atendieron a Wafa Samir Ibrahim al-Biss, mujer palestina de la Franja de Gaza, por quemaduras que sufrió en un accidente de cocina. Después, ella se convirtió en una paciente externa y recibió un pase especial para cruzar al interior de Israel y asi recibir su tratamiento.
Integrantes de las Brigadas de los Mártires de Al-Aqsa la reclutaron para que se transformara en una atacante suicida dentro del hospital. Con todo, soldados israelíes descubrieron sus explosivos ocultos en uno de los retenes.
En cuanto a la misma Biss, ella debería haber sido una mensajera de la paz entre su gente, y debería haber estado trayendo flores y gratitud a los médicos del Soroka por haber curado sus quemaduras. "En vez de hacerlo, ella atacó a las mismas personas que la trataron con tanta compasión".
Y es que las cosas han sido y siguen siendo así. Mientras los israelíes intentan ayudar, los palestinos intentan destruir. Lo dicho, cada uno a lo suyo.
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