Hace un par de meses reflexioné sobre el caso Ghali y el desastre que ha supuesto para la política exterior española tras la crisis pasada con Marruecos, el cambio de posición respecto al Sahára y la crisis actual con Argelia. Pero me agarraba yo a un clavo ardiendo al final del texto:
Con una salvedad. Cabe la posibilidad (pequeña, ciertamente, pero posibilidad al fin y al cabo) de que Pedro Sánchez hubiera negociado secretamente con la OTAN ese reconocimiento del Sáhara Occidental como marroquí a cambio de que la Alianza Atlántica pusiera bajo sus paraguas protector a Ceuta y a Melilla. Eso debería suceder en la Cumbre de la OTAN que tendrá lugar en Madrid durante el 29 y el 30 de junio. ¿Podría ser? No lo creo. Pero, repito, cabe la (muy pequeña) posibilidad. Dentro de dos meses saldremos de dudas, si Dios nos da vida.
Bueno, pues los dos meses han pasado y la Cumbre de la OTAN ha terminado. Y seguimos igual que antes respecto a Ceuta y Melilla. No había negociación secreta ni nada parecido. Solamente lo que yo ya califiqué de un desastre. Es lo que tiene que la política exterior española esté en manos de autenticos amateurs.
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