Recuerdo que en mis tiempos en España (hace de eso bastante más de veinte años, dicho sea de paso) se denominaba con el despreciativo adjetivo de secta a todo lo que no fuera el catolicismo, acusando a dichos grupos religiosos de tener un control mental sobre sus miembros casi delictivo (muchos pensaban que sin el casi, y no exagero lo más mínimo). Yo cuando me convertí a Jesús y me hice miembro de una iglesia evangélica inconscientemente lo adopté, pero para calificar así a casi todo lo que no fuera católico o evangélico. Me vienen a la mente mis ideas como grupos de control bajo presión del liderazgo religioso que yo achacaba a los llamados Testigos de Jehová y a la Iglesia Mormona. Es decir, lo que comúnmente se conoce como una comida de coco o un lavado de cerebro. Algo que, según he leído, se ha aplicado y se sigue haciendo a otros muchos otros grupos, como, por ejemplo, los famosos negocios piramidales.
¿Pero de verdad se les come el coco a las gentes que entran en esos grupos? ¿Es cierto que se les engaña? Para nada. Mi opinión teológica sobre los llamados Testigos de Jehová y la Iglesia Mormona sigue siendo tan sumamente negativa como lo era un cuarto de siglo atrás. Pero no así como grupos que controlan las mentes de sus miembros por métodos poco o nada lícitos. Después de muchos años viviendo en Estados Unidos y, tal vez aún más importante, moviéndome desde hace unos veinte años por grupos liberales españoles (haciendo un esfuerzo para aprender de la libertad individual, sus privilegios y sus consecuencias) he llegado a la conclusión de que a nadie mayor de edad se le come el coco si no se deja. Evidentemente hay circunstancias en la vida que le hacen a uno más vulnerable a creer algo que no tenga mucho sentido, pero si esa carencia de sentido se mantiene en el tiempo uno dejará de creerlo más pronto que tarde. Es lo que, por ejemplo, me pasó a mí con el tema que ya he comentado por aquí de la vida extraterrastre; lo creí por algunos años, pero ante la carencia de sentido lo dejé de creer un tiempo después.
Aunque ciertamente hay grupos de control que lo ejercen de forma delictiva. ¿Cuáles son? Pues aquellos, religiosos o de otro tipo, que dejan que sus miembros ejerzan su libertad individual para entrar pero, una vez dentro, no les permiten que usen esa misma libertad individual para salir. Suelen ser grupos que presionan a sus miembros para que corten todos sus lazos con familiares y amigos y se aislen en instalaciones del grupo, normalemente religioso pero que también puede ser de otro tipo, para obtener un control total sobre la persona. Esos grupos deben ser ilegalizados y perseguidos con toda la fuerza de la ley.
Pero aquellos otros que se limitan a defender sus ideas religiosas, por extrañas que sean, sin sacar a sus seguidores de su contexto social y familiar, y respetan la libertad del individuo para abandonar el grupo, no están comiendo el coco a nadie. Simplemente son una consecuencia de la libertad, normalmente religiosa, pero también en otros sentidos, como pueden ser los mentados negocios piramidales. Allá cada cual donde quiera invertir o gastar su tiempo y su dinero.
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