Vamos por partes. En España hubo, durante la reciente etapa democrática, terrorismo de Estado. Por poner algunos ejemplos, el Batallón Vasco Español cometió acciones terroristas desde 1975 a 1981 y los GAL lo mismo entre 1983 y 1987. Pero hubo bastante más.
Y sucedieron cosas que, aunque tal vez no entran dentro de la definición de terrorismo de Estado, fueron simplemente espantosas. Se tiene muy presente el Caso Lasa y Zabala. Pero pocos recuerdan el Caso Almería. Me consta de primera mano que en el Cuartel de la Guardia Civil de Inchaurrondo se cometieron torturas espantosas, porque me lo contó un guardia civil que estuvo un tiempo allí. Son solo ejemplos.
Pero lo que pasa es que Pedro Sánchez lo único que hace son auténticas chapuzas, con la meta de aguantar en el Poder un año más, un mes más, a veces una semana más. Porque si se quería investigar (o estudiar, o lo que fuera) el terrorismo de Estado, había que hacerlo desde la muerte del dictador hasta el día de hoy. Pero en ese caso nos encontraríamos con que, casualmente, el que acabó con el terrorismo de Estado fue el primer Presidente de Gobierno del Partido Popular, José María Aznar, mientras que, también casualmente, el que probablemente lo practicó con más asiduidad fue el primer Presidente de Gobierno del Partido Socialista Obrero Español, Felipe González. Y claro, esas cosas no convienen que se sepan.
Yo nunca he tenido miedo a la verdad. Ninguno. Pero hay que sacar, como se dice, la verdad, solamente la verdad y toda la verdad. Toda. Porque probablemente la peor de las mentiras es una verdad a medias.
Por eso que Pedro Sánchez nos venga a hablar de Memoria Democrática es un auténtico sarcasmo. Ni es memoria, porque olvida la parte que le interesa, ni es democrática, porque solo cubre el periodo que le viene bien. Lo dicho, una auténtica chapuza sanchista para seguir en Moncloa. Una más.
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