"Después de confesar a los jóvenes estonios su deseo de una Iglesia transparente, comunicativa e ‘interactiva’, en el viaje de vuelta el Papa Francisco vetó las preguntas sobre su silencio ante el Informe Viganò."
Así, como suena. La hipocresia y la cara dura de este hombre la verdad es que no tienen nombre.
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