El secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal Española, José María Gil Tamayo, ha asumido que la Iglesia Católica en España se equivocó ocultando la pederastia de parte del clero. Pero, valga la
redundancia, añadiendo
dos peros. Vamos con ellos.
El primero. "Es verdad que la Iglesia está obligada a un testimonio más coherente que nadie, pero esto no exime al resto de asumir su cuota de responsabilidad en esta cultura común compartida de silencio".
El segundo. "Compartíamos esa cultura y ahora nos percatamos de que ha sido un silencio cómplice". "Ahora hay una condena justa de la sociedad, pero hemos convivido hasta hace no mucho tiempo con una dejación social con estas cuestiones igual que se ha convivido, desgraciadamente, con la violencia contra la mujer".
Voy a intentar analizar esos peros de marras. Dice Gil Tamayo que había una "cultura común compartida de silencio" se supone que en España y se supone también que hacia la pederastia.
Hablaré por mí, personalmente. Nací en 1963 y en lo que a mi experiencia se refiere nunca sufrí ningún intento de abuso sexual de ningún tipo, ni en la iglesia (católica), ni en la escuela, ni en la familia, ni en ninguna otra parte. Es más, tampoco ningún amigo me comentó jamás nada al respecto. ¿Quiere decir eso que yo y mis amigos fuimos unos pocos privilegiados dentro de una sociedad pederasta y silente? Evidentemente no.
Lo que está haciendo la Iglesia Católica en España, por boca de su portavoz, es intentar poner el ventilador en la basura de la pederastia para intentar implicar, literalmente, a toda la "cultura común", que, a mi entender, implica a toda la sociedad.
Creo que lo anterior se comenta por sí solo. No perderé tiempo en demostrar la extrema debilidad de un argumento (además, falso) que intenta diluir la propia responsabilidad en la protección de los curas pederastas en "esta cultura común compartida de silencio".
Lo que sí demuestra ese argumento, y muy a las claras, es otra cosa muy diferente. Que la Iglesia Católica, en el mundo en general y ahora en España en particular, está reconociento su culpa como organización en la protección de los curas pederastas únicamente con la boca chica y obligada por las circunstancias. Nada más.
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