Al hilo de lo que
publiqué ayer quiero recordar que he escrito en particular sobre este despreciable sujeto en tres ocasiones:
Mahoma, un miserable.
Mahoma, un endemoniado.
Mahoma: ladrón, asesino y pervertido sexual.
El resumen de todo ello es que Mahoma fue una canalla. Y, por cierto, es bueno vivir en un país donde uno puede afirmarlo sin temor a ser perseguido por ello.
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