En el caso de la violencia ejercida entre iguales, entre niños, tenemos que entender que el agresor de alguna manera es víctima también; o sea, un niño que se comporta de una manera profundamente agresiva hacia otro niño, como es el caso de las violaciones en Burjassot, hay que atender a los niños agresores desde el punto de vista de qué les ha llevado a esa actitud, hay que trabajar con ellos también como víctimas, como personas que están desarrollando comportamientos violentos por razones que es preciso atender.
Y el tío se quedó tan ancho. Con ese buenismo la violencia de todo tipo, pero claro, muy especialmente la sexual de chicos hacia chicas, habrá que ponerla en modo suma y sigue. Porque podrán decir lo que les dé la gana los expertos, pero si hay una filosofía de que el que la hace no la paga, siempre habrá canallas que se aprovecharán de ella. Sí, canallas y no victimas. Canallas que deberían ser condenados a bastantes años de prisión, en vez de a uno de internamiento. Repito, con esas actitudes y esas leyes en España habrá cada vez más violencia ejercida por menores.
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