A mí las imágenes me
dan casi lástima. Lo que se ve en el minuto de vídeo es un decrépito anciano, impaciente y sin autocontrol. Y es que el hombre tiene nada más y nada menos que 73 años. Una edad en la que ya se está para sopitas y buen vino. Más le valdría pasarle la responsabilidad ya a su hijo Guillermo, el heredero al trono, que a sus 40 años todo apunta a que lo haría mejor que él. Pero no, qué va, el tío quiere disfrutar de su reinado, que para eso ha esperado más de siete décadas. Vamos a ver cuantos penosos momentos más nos depara.
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