Decíamos hace unas
horas que el hecho de
que Pedro Sánchez controle el Tribunal Constitucional puede
ser poco importante o extremadamente importante. Y dejé el resto para el presente escrito. Vamos, pues, con ello.
Todo dependerá del resultado de las elecciones generales, previstas en principio para dentro de unos once meses. El hecho incuestionable (ojalá esté equivocado) es que las leyes sanchistas ya aprobadas (la del sí es sí, la trans, la eliminación de la sedición y la rebaja de la malversación, entre otras) pasarán el filtro de un TC izquierdista sin objeción alguna. Pero eso no tiene que ser mayor problema si Feijóo llega a Presidente (está por ver) y cumple su promesa de derogarlas (también está por ver). Porque, claro, si Pedro Sánchez sigue en la Presidencia esas leyes, con el aval del TC, habrán llegado para quedarse. Y es que el PP entrará en una guerra interna de navajazos en la que lo de menos serán las mentadas leyes.
Pero en ese caso la cosa se pondrá peor. Mucho peor. Y es que a nadie se le escapa que si Pedro Sánchez consigue sumar la mayoría absoluta para seguir dirigiendo el país será a costa de una vieja-nueva mayoría socialista-comunista-secesionista-filoterrorista-nacionalista (y tal vez otras -malas- hierbas). Y la cosa se va a poner peor que ahora. Algunos se preguntarán si puede haber algo peor que el Gobierno actual. Sí, es posible. Recordemos el dicho de que toda situación tiene la posibilidad de empeorar. Y un futuro Gobierno de Sánchez sería mucho peor que el actual. Porque tendría que seguir pagando hipotecas-chantajes a todos los extremistas que le apoyaran (particularmente a secesionistas catalanes y vascos, aunque tampoco son desdeñables los pagos a comunistas). Hipotecas-chantajes, claro, mayores que las actuales, porque estas ya serían cosa del pasado.
Y es ahí donde entraría el Tribunal Constitucional, avalando uno por uno todos los pagos inconstitucionales que Pedro Sánchez haría a unos y a otros. Para eso y no para otra cosa es para lo que Sánchez se ha preocupado tanto por colocar en el TC a los más cercanos que ha podido, para que llegado el caso le den el visto bueno a las inconstitucionalidades que hará a cambio de que todos los enemigos de la democracia, la libertad y la unidad en España le presten su apoyo.
Si Feijóo es Presidente el actual Tribunal Constitucional tan solo servirá para dar su aprobación a las leyes pasadas (incluida la del aborto, por supuesto, que Feijóo no tocará). Esas leyes pueden ser reversibles por un nuevo Gobierno. Pero si es Sánchez el que sigue como Presidente este Tribunal Constitucional dará su aval a inconstitucionalidades impensables que nos helarán la sangre. Del resultado de las elecciones generales depende lo uno o lo otro.
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