Es evidente que en el sistema parlamentario español no son los ciudadanos los que eligen el Gobierno, sino que es el Congreso de los Diputados. Las terribles deficiencias del sistema quedaron demostradas en la serie Partidocracia en España, en la que pudimos ver que siempre y cuando un partido consigue menos del 50% de los votos de los ciudadanos, son los partidos políticos y no esos ciudadanos los que tienen la última palabra en la elección del Gobierno.
De todos modos, es una auténtica aberración democrática que el Poder Ejecutivo no sea elegido libre y directamente por los ciudadanos españoles. Es tanto, por decirlo así, como que los políticos les consideren menores de edad, por lo que han de ser ellos, los políticos, los que elijan al Gobierno y no los ciudadanos.
En una verdadera democracia, son los ciudadanos los que eligen su Gobierno, y no los políticos. La única forma es una elección directa a doble vuelta; es decir, que en caso de que ningún candidato obtuviera más de la mitad de los votos, pasarían a una segunda vuelta electoral los dos candidatos más votados, como se hace ahora mismo, por ejemplo, en Francia.
Se podría poner alguna condición más, para perfeccionar el sistema, como es el caso de incluir un Vicepresidente sustituto (como sucede en Estados Unidos) para caso de muerte o dimisión del Presidente, o la condición de celebración de nuevas elecciones en ese supuesto.
En cualquier caso, sea como fuere, es estrictamente necesario para que España pueda gozar de una democracia real que el actual sistema de elección indirecta sea sustituido por un sistema de elección directa del Poder Ejecutivo por parte de los ciudadanos españoles.
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