En el sistema actual español, con listas cerradas, las cuales son hechas por los partidos políticos, los diputados no responden ante los ciudadanos, sino antes los partidos, que son quienes los nombran. De hecho, la disciplina de partido es tan férrea en España que bien se podría eliminar el Congreso de los Diputados, dando a cada líder partidista tantos números de votos como diputados le corresponde al partido, y las cosas sucederían exactamente como suceden.
Por ello España necesita la creación de un sistema unipersonal de elección de los diputados, para que estos respondan ante los ciudadanos que los eligieron. De esta forma cada ciudadano sabría exactamente a quien votó, y mediante un seguimiento de lo que ese representante votó a su vez en el Parlamento, tomaría la decisión de seguirle apoyando o no en las siguientes elecciones.
En el sistema actual el ciudadano vota a un partido político, y en la mayoría de los casos ignora los nombres contenidos en la lista. Hay que ir a un sistema en que a cada ciudadano que vote le interese saber a quien vota, porque igual que el voto es personal, la representatividad debe ser personal, es decir, cada ciudadanos debe estar representado por un diputado, y cada ciudadano debe saber quien es el diputado que le representa.
En este sistema cabría aplicar, para que fuera efectivamente democrático, también el sistema de doble vuelta, celebrando una segunda vuelta entre los dos candidatos más votados en aquellas circunscripciones en los que ninguno de los contendientes obtuvo la mayoría absoluta de los votos.
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