En mis cuatro escritos anteriores he intentado dar mi visión de una posible estrategia de futuro para el liberalismo español, a dia de hoy prácticamente inexistente.
Creo que las condiciones objetivas se dan para que ese liberalismo salga de la cueva donde está y se muestre como lo que realmente es, una alternativa clara con ideas positivas y realizables, que traerán mayor libertad y mayor prosperidad a los ciudadanos.
Pero eso no sucederá por el mero hecho de montar un partido de no conoce nadie, con lideres que no conectan, con la mujer como elemento marginal, y que se limita a dar sus ideas a través de Youtube en vídeos que no ve nadie.
La tarea de transformar el sistema político español es difícil, muy difícil, pero no es imposible. Y si se va a hacer desde una óptica liberal no se hará por casualidad. Requerirá de muchos sacrificios personales, particularmente de líderes que tal vez deberán echarse a un lado para dejar el lugar a otros líderes con mayores posibilidades. Y de cesiones ideológicas de determinadas visiones liberales particulares para apoyar una visión liberal común que permita al menos tener la posibilidad de cambiar algunas cosas.
Se puede, sí, pero la tarea no es fácil, nada fácil. Y o se encara desde ahora mismo o dentro de tres, cuatro o cinco años, cuando lleguen las elecciones siguientes a las próximas, tendremos que ver un partido liberal que nuevamente optiene dos mil votos. Y nos tocará hacer lo mismo de siempre. Llorar. Deseo que no sea así.
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