El desastre que predecía la actuación durante la primera semana de España en los Juegos Olímpicos se arregló bastante en los siguientes días, bastante medalleros, y además con unos pronósticos que muy positivos (incluso leí que se podían igualar o superar los logros de los Juegos de 1992 en Barcelona, lo cual me pareció una exageración).
Al final, perdiendo varias finales y quedando cuartos y quintos en otras disciplinas, lo que se ha hecho es igualar el número de medallas que España consiguió en Río hace cinco años, 17, pero con la no pequeña salvedad de que entonces se conquistaron 7 de oro y ahora ha habido que conformarse con 3, lo que ha producido un descenso del puesto 14 al 22.
Creo que algunas circunstancias adversas hicieron que España no llegara a lo que pudo llegar. Aunque ciertamente no se puede calificar su actuación de un fracaso. Pero tampoco, claro está, de un éxito. Lo dicho, ni muy muy, ni tan tan. Otra véz será. Que ya solamente faltan 469 días para el Mundial de Fútbol, 657 para el Mundial de Baloncesto y 1083 para los próximos Juegos Olímpicos. La vida sigue. También la deportiva.
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