Pablo Casado se fue. Sin dar batalla dentro del Partido Popular de cara a someter su liderazgo a los militantes. Tal vez porque sabe que esos militantes le darían la espalda, como se la dieron hace cuatro años, cuando Soraya Saenz de Santamaría le ganó por mayoría simple y por eso, porque no consiguió la mayoría absoluta, el aparato revirtió esos números en una segunda votación, donde los compromisarios de María Dolores de Cospedal le dieron su apoyo a Casado.
Pero, sea como fuere, Pablo Casado se convirtió en Presidente del Partido Popular y líder de la oposición. Y sus negativos comienzos con las derrotas electorales de las dos elecciones generales de 2019 continuaron con sus desastrosos resultados en las elecciones vascas de 2020 y catalanas de 2021. Todo eso lo confirmaban unas encuestas en las que, día y día también, no levantaba cabeza.
Pero esa tendencia cambio tras las elecciones autonómicas de mayo del pasado año. Despegó y todas las encuestas le pasaron a dar vencedor por mayoría simple en unas hipotéticas elecciones generales, la cual se convertía en absoluta con la suma de los diputados de Vox. Estaba claro. Pablo Casado era el hombre que estaba destinado a ser Presidente de Gobierno tras las próximas elecciones generales. Solamente tenía que hacer una cosa. Nada. No cometer errores. Seguir haciendo una oposición real contra Pedro Sánchez. Es todo.
Y precisamente eso fue lo que no hizo. En vez de no hacer nada lo hizo todo. Todo contra Isabel Díaz Ayuso, a quien, aconsejado por García Egea, pasó a considerar una amenaza y negarle un Cogreso en Madrid para que presidiera el PP de dicha comunidad. Las encuestas cambiaron de tendencia y cada vez le daban peores números. Pero Casado persistió en el error. Hasta llegar al punto de que el propio PP investigase ilegalmente a la Presidenta de la Comunidad de Madrid. Lo que produjo que cuando todo se supo públicamente ella montó en cólera, claro. Y Casado se suicidó. Primero en la famosa entrevista en la COPE, donde la atacó de forma inmisericorde. Después cuando sus más cercanos le aconsejaron que debía deshacerse de Egea y él se negó. Las encuestas daban un hundimiento del PP. No había nada que hacer.
Hace dos días Casado ha pronunciado uno de sus últimos discursos como Presidente del Partido Popular, ante la Junta Directiva Nacional. El discurso final será en el Congreso Extraordinario.
Pablo Casado pudo ser Presidente de Gobierno sin mucho esfuerzo. Por contra se esforzó en no serlo. Y lo ha conseguido. Lástima que quien le sustituye el frente del PP será un hombre que sin duda se esforzará por ser Presidente de Gobierno, sin cometer errores para ello. Pero no lo conseguirá. La mochila narco que carga es demasiado pesada en esta carrera.
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