Se supone, por lo que uno escucha a Irene Montero y compañía, que España es el modelo mundial de feminismo y respeto a los derechos de las mujeres. Sin embargo me quedé totalmente sorprendido cuando, hace ya un tiempo, escuché en un reportaje en RNE a una chica comentando que "en la disco te tocan el culo constantemente", mientras que otra decía que "en el instituto te levantan la falda para ver lo que llevas debajo". Y lo que más me sorprendió es que, aunque se mostraban disgustadas, lo decían sin escándalo, con resignación, como si tales prácticas fueran algún común e inevitable.
No entiendo nada. Aquí, donde vivo, en las cercanías de Houston, Texas, Estados Unidos (un lugar troglodita para todas las feministas españolas), algo así es impensable. El de la disco que palmea nalgas sin permiso sería arrestado por la policía y puesto ante un juez al día siguiente; y el del instituto que levanta la falda acabaría en el despacho del director y probablemente por una temporada en una escuela especial que es más parecida a un ejército que a una escuela en sí.
Pero en la España feminista tales comportamientos son, al parecer, normales y corrientes, además de que quedan impunes. Alucino.
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