Escuché que un gallego decía yo no creo en meigas, pero haberlas haylas. En mi caso no son las meigas, sino la suerte. Yo no creo en la suerte, sino en la constancia en el esfuerzo. Pero, después de ver las cosas que le pasan a Pedro Sánchez, estoy empezando a pensar que, aunque no creo en la suerte, haberla hayla.
Primero salvó el decreto de los fondos europeos por la abstención de Vox, después salvó la reforma laboral por el caserazo (las dos cosas juntas con toda seguridad le hubieran costado convocar elecciones generales con altísimas probabilidades de perderlas). Y ahora el Gobierno salva el decreto de medidas de la guerra por sólo cuatro votos y gracias a EH Bildu (quién sabe a cambio de qué). Tres match balls, tres, ha salvado el sujeto.
He leído que el apoyo de los filoterroristas (algunos sin filo) le puede pasar factura en el futuro. Cómo si a él le importara. Lo importante para Pedro Sánchez es salvar el día y luego ya veremos. Y así lleva ya cuatro años. Y lo que te rondaré, morena. Lo dicho, una flor en cierta parte.
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