Un salvadoreño hablando bien de su país

Que si la delincuecia desatada, que si las pandillas que lo controlan todo, que si la corrupción que está por todas partes, etc. etc. Pocas veces he escuchado a un latinoamerciano en Estados Unidos hablando bien de su país. Bueno, haciendo memoria creo que nunca (menos de la comida, eso sí, que todos echamos de menos la de nuestro país); no digo que en estos más de 25 años no haya habido alguno, pero, sinceramente, no me acuerdo.

Hasta ahora. Porque hace unos días en la pequeña iglesia evangélica hispana a la que asisto en compañía de mi esposa un salvadoreño que visita El Salvador un par de veces al año estaba comentando que en su país la gente está feliz y se siente segura con el actual gobierno.

No sigo la actualidad salvadoreña, por lo que, por curiosidad, decidí echarle un vistazo. Me encontré con que el Presidente es Nayib Bukele, que hasta hace cuatro años militaba en un partido de ideología comunista, pasando en junio de 2018 a un partido de centro izquierda y un mes después entrando en coalición con uno de centro derecha desde uno de derechas.

Su punto fuerte (nunca mejor dicho) fue enfrentar con mano dura una guerra que le declararon las pandillas a finales de marzo de este año; lo hizo con el estado de excepción y un espectacular aumento de las penas a los pandilleros, lo que le ha llevado a detener a 40.000 personas.

A nivel internacional tiene acusaciones de no respetar los derechos humanos de los detenidos. A nivel nacional tiene una nota de 8.34 sobre 10 y su mano dura contra las pandillas obtiene una aprobación del del 91% de la población, además de que un 72,23% desean que se presente a la reeleción.

¿Mi opinión? He estado en Managua donde en muchos barrios las pandillas imponen en su ley y he hablado con hondureños que me dicen que su país está controlado por esas pandillas, cosa que ya también es un hecho según los mexicanos que conozco en la gran mayoría de su país. La única manera de ganarle la guerra a esta gentuza es así, con mano dura. Por desgracia. Pero es la realidad.

Por cierto, el tío de la foto es Bukele, no un pandillero. Lo digo por si las dudas.