Me sigue llamando la atención la profunda
caída de las criptomonedas. Recuerdo que cierto liberalismo las defendía como la panacea de la libertad monetaria. A mí, la verdad, nunca me gustaron, porque, a pesar de mis escasos conocimientos en dicha materia, siempre me parecieron algo sin ningún tipo de fundamento estable. Y parece que no me equivocaba. Cada día están peor.
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