"Yo leí esta mañana el comunicado. Lo leí, y diré sinceramente, que lo lean ustedes atentamente y hagan su juicio. Yo no diré una palabra sobre eso. Creo que el comunicado habla por sí mismo, y ustedes tienen la capacidad periodística suficiente para llegar a las conclusiones. Es un acto de Fe. Cuando haya pasado el tiempo y ustedes tengan las conclusiones, quizá hable más. Pero quiero que su madurez profesional haga este trabajo, pero de verdad".
Cuando leí la respuesta del Papa a si el arzobispo Carlo María Viganò efectivamente le había alertado de los abusos sexuales cometidos por el cardenal Theodor McCarrick en una reunión que, según Viganò, habrían tenido el 23 de octubre de 2013 la verdad es que me quedé del otro lado. El Papa es famoso por extenderse ante las preguntas de los periodistas. Bueno, extenderse la verdad es que se extendió. Pero para no decir nada.
Lo cierto es que la respuesta era sencilla. La pregunta del periodista fue: "¿Se reunió con Viganó el 23 de octubre de 2013 y este le alertó de la conducta de McCarrick?" Pues bien, solo caben tres respuestas. Una: "No, tal reunión no existió". Dos: "Me reuní con él, pero no me dijo nada sobre el tema". Tres: "Me reuní con él y efectivamente me advirtió sobre el asunto". Sencillo, ¿no? Bueno, pues parece que no tanto. Al menos para Bergoglio, que ha preferido refugiarse en un "ni sí, ni no, sino todo lo contrario". En otras cosas es muy claro. Pero en esta ha optado por la oscuridad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Después de siete días de la publicación de un artículo todos los comentarios necesitan aprobación.