Por fin Asia Bibi pudo abandonar Paquistán y llegar a Canadá, país que le concederá asilo político y donde podrá vivir una vida libre y normal al lado de su marido y de sus hijas. Atrás quedan nueve años en las terrible carceles paquistaníes, la mayoría de ellos condenada a muerte por una estúpida acusación de blasfemia contra ese canalla de Mahoma; por cierto, que sus últimos seis meses sin libertad (se cree que en una casa bajo vigilancia) lo han sido tras ser absuelta, debido a las presiones de los partidos musulmanes (así se las gastan en Paquistán).
Espero lo mejor para ella y los suyos en un país libre como es Canadá. Una historia con final feliz. Una campaña menos en el blog.
Por si acaso, no borres del todo esa campaña. Con la creciente población musulmana en Canadá, y la cobardía progre, no te extrañe que antes o después ella tenga problemas, o incluso que huir, como le pasó a Hirsi Ali, cuando el cobarde gobierno holandés decidió retirarle la ciudadanía... http://laotramirada.com/ayaan-hirsi-ali/ De los políticos progres occidentales me temo lo peor, de los musulmanes espero lo de siempre.
ResponderEliminarLo de Hirsi Ali (en su día lo traté creo que en varios textos) fue un drama y una vergüenza para Holanda.
EliminarSobre Asia Bibi la verdad es que me extrañó que no eligiera Estados Unidos.
Supongo que se irá junto a su familia a una zona donde no haya musulmanes. Y eventualmente tampoco me extrañaría que finalmente acabará en Estados Unidos.