Pedro Sánchez ha visto perfectamente por donde van las cosas. Pablo Casado no llegará nunca a ser Presidente de Gobierno; su debilidad es tal que no representa ningún peligro. El pepero es un líder desnortado, atacando a derecha (Vox) e izquierda (Cs) sin orden ni concierto. Ese peligro real es Albert Rivera, que sigue atacando sin tregua a Sánchez.
Por eso le da todos los honores a Casado y se los niega a Rivera. Es, salvando las naturales distancias, como cuando Felipe González agasajaba con todos los adjetivos posibles a Manuel Fraga, consciente de que mientras el exministro franquista estuviese al frente de la oposición él tenía asegurada su permanencia en La Moncloa indefinidamente. Pues algo parecido pasa con Sánchez hacia Casado. Sabe el socialista que el pepero no es rival que le amenace. Por eso intenta elevarle. Lo malo es que esa amenaza existe y no va a desaparecer. Se llama Albert Rivera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Después de siete días de la publicación de un artículo todos los comentarios necesitan aprobación.