Ciudadanos ha mandado al cuerno a Manuel Valls. Es lo mejor que ha podido hacer. Porque la verdad es que se había convertido en un auténtico incordio para Ciudadanos.
Valls se pasaba todo el tiempo dando de mala manera y en plan chulo consejos que nadie le pedía a cuenta de Vox. Al final el francés enseñó claramente su particular ley del embudo apoyando a la comunista separatista Colau. Y Ciudadanos, que no podía permitirse apoyar a un partido que dice que en España hay presos políticos (entre otras barbaridades), dijo basta. Y bien dicho está.
Valls se había convertido en una verdadera carga para el partido naranja. Ahora veremos lo que da de sí de por libre. Que no creo que sea mucho.
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