Ya dice el dicho que no es oro todo lo que reluce. Y parece que la victoria socialista del pasado 28 de abril relucía más de lo que debia.
Leo en El Mundo que en el PSOE nadie quiere a Pablo Iglesias como ministro, porque sería como tener al enemigo dentro de casa. Genial la apreciarión de un dirigente socialista: «Iglesias es un alacrán y los alacranes siempre acaban mordiendo».
En el lado contrario de la prensa, El País, dicen prácticamente lo mismo, que hay un tira y afloja entre Sánchez e Iglesias que no se sabe como va a terminar. Y, ojo al dato, mencionan la posibilidad de ir a nuevas elecciones generales.
Rafael Halcón en República es un poco más condescentiente con el líder morado, pero le da sin compasión a Sánchez. Y la conclusión es la misma, que Pedro Sánchez lo va teniendo cada vez más oscuro para ganar la votación de investura.
Pueden pintar bastos para la investidura de Pedro Sánchez. Porque hay que añadir que, si logra el acuerdo con Iglesias, le quedan un par de huesos bastante duros de roer, como son ERC y Bildu.
Y es que una cosa fue patear las posaderas de Rajoy, a lo que todos se apuntaron con entusiasmo, y, ya consumado aquello, otra muy diferente apoyar que las de Sánchez se sienten cómodamente en La Moncloa.
Veremos en qué queda la cosa. Porque ahora mismo, casi dos meses después de las elecciones, aún no hay nada decidido. Y eso que Sánchez se las prometía muy felices. Parece que demasiado.
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