Es terrible leer que un chico que apenas está empezando a vivir se lanza al vacío en un acantilado para quitarse la vida por culpa de unos canallas (alumnos) que le acosaron y otros canallas (profesores)
que lo permitieron.
La carta de la madre pone los pelos de punta. En ella habla de acoso escolar por nada más y nada menos que siete años, que se dice pronto. No sé como se puede conseguir vivir sin un hijo que se suicidado de esa forma tan espantosa por culpa de un acoso escolar continuado completamente evitable.
Lo que dan ganas de vomitar es que, ahora sí, todos se ponen a disposición para colaborar. Los mismos que antes no hicieron absolutamente nada para evitarlo.
Lo dicho, un caso de suicidio (sobre los que nadie lleva ninguna cuenta, dicho sea de paso) que se pudo evitar si se hubieran pueto las medidas a tiempo, lo que lo hace aún más terrible.
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