Manuel Valls ha llegado a España desde Francia para enseñar a los españoles como se hace la política. Pero no a todos los españoles. Solamente a los españoles de Ciudadanos.
Dice Valls que si uno pacta con Vox se ensucia en cierta parte el alma. Pero lo curioso es que hasta ahora no ha dicho nada de si se ensucia o no el alma el socialista Sánchez cuando pacta con extremistas de izquierda y filoterroristas. Y tampoco dice si él mismo se ensucia o no el alma cuando apoya por activa a una extremista (de izquierdas, claro) inpendentista (light, pero independentista al fin y al cabo) como Ada Colau.
Puede que el riesgo de ensuciarse el alma lo corran vulgares mortales como los de Ciudadanos, y que él y los socialistas de su cuerda estén por encima de esas cosas.
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