Yo sabía que la cosa estaba fea en el asunto de culpabilizar a todos los hombres de la violencia que unos pocos ejercen contra las mujeres, pero no suponía yo que tanto.
En ese sentido es de agradecer el artículo de Guadalupe Sánchez en Vozpópuli titulado No, el violador no eres tú. Pero la información que ofrece, que yo desconocía, deja un regusto amargo.
Por un lado la brutal gerenalización contra todos los hombres (son los pacos, los jueces, el Estado, el presidente) quita el aliento. Como muy bien señala la escritora, tan solo por formar parte de un determinado grupo señalado ya es alguien culpable. Brutal.
Pero el poco aliento que le queda a uno desaparece cuando lee lo siguiente:
Buena muestra de lo que digo es, por ejemplo, la nueva presidenta del Senado, Pilar Llop, que hace tan sólo un año, siendo delegada del gobierno para la Violencia de Género, afirmó que: “Una democracia en la que la mitad de la población vierte violencia sobre la otra mitad no es democracia”.
Estamos hablando de la cuarta autoridad del Estado, culpabilizando a todos los hombres por el solo hecho de serlo.
En fin, que no sé qué decir. Los avances de postulados de la extrema izquierda, que ya parece que alcanzan a toda la izquierda, en contra no solo de la libertad individual, que también, sino de la presunción de inocencia individual empiezan a ser más que preocupantes.
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