Una familia vegana, pero que tiene un mueble fabricado con piel de animales. Una familia ecologista, pero poseyendo cosas hechas en madera fina. Una familia que critica el consumismo, pero que tiene un sillón que vale nada más y nada menos que 6.000 euros. No cargo las tintas sobre esta pobre muchacha, sino sobre los
hipócritas que la utilizan, empezando por sus padres.
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