Las payasadas en política no son cosa únicamente de los americanos (del norte, como Trump, y del sur, como Petro). En Europa también hay buenos ejemplos de ello. Hablamos ahora del británico Boris Johnson.
Yo siempre he pensado que la política debería ser una cosa con sentido del humor, pero seria. Por eso, aunque no compartía políticamente con él prácticamente nada, me caía sumamente bien Barack Obama, porque tenía un buenísimo sentido del humor, pero nunca cayó, que yo sepá, en ninguna payasada.
Y por lo mismo me ha caído tan extraordinariamente mal desde el principio el líder británico. Me alegro que se vaya (bueno, mejor dicho, que le hayan echado). Como lo del refrán, que le vaya bien, pero bien lejos de la política.
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