Ayer me quedé despierto porque tenía interés es escuchar la intervención de Cuca Gamarra, la portavoz del PP, en la moción de censura (la sesión comenzó a las 3 de la madrugada, hora de Houston) y al final no me fui a la cama hasta que terminaron todos los discursos (la votación no tenía el menor interés para mí).
Indudablemente la pepera no es la mejor parlamentaria del mundo, y lo demostró leyendo a veces a trompicones (¿víctima de la LOGSE?), ya que todo el discurso lo llevaba escrito. Pero quitando esos dos cuestionamientos (todo el discurso escrito y sus fallos de lectura), le salió un discurso aseado, donde fue de menos a más y al final creo que hizo un meritorio esfuerzo por plantar cara a Sánchez sin echarse en brazos de Vox. La señal de que estaba en el beun camino fue ver el típico gesto de Sánchez cuando las cosas le van mal de endurecer la quijada. Bien.
Y después llegó el que sin duda fue el discurso estrella del día, el del portavoz socialista Patxi López. Me desagradó y lo disfruté, las dos cosas a la vez. Empezó faltón con Tamames y acabó utilizando la grosería contra el anciano candidato. Acusó a PP y Vox de que para ellos la izquierda no era adversaria, sino enemiga... cuando se vio que los trataba como enemigos. Durante todo su discurso, hablando de que debía rebajarse el enfrentamiento en el Parlamento, utilizó una violencia verbal que pocas veces he visto en el Congreso. Perdió los papeles en una intervención no ya mitinera (que también), sino auténticamente feroz, llena de exabruptos y rayana en la descortesía parlamentaría digna de ser recriminada por la Presidencia. Digo que me molestó por la violencia y demás, pero lo disfruté porque con ese discurso el PSOE mostró su verdadera cara, por si había alguna duda. Alguien debió decirle que se había pasado de vueltas, porque, tras la amonestación de Tamames, en su siguiente intervención bajó el tono y casi pidió disculpas.
Y después llegó una intervención de Tamames que me sorprendió agradablemente. Supongo que como mis expectativas sobre el candidato era tan bajas, cualquier cosa mediamente decente me iba a gustar. Supongo que, tras el desastre del día anterior, revisó en compañía de alguien (probablemente con Abascal, por la cara de sueño que tenían los dos) toda la sesión y escribió unas respuestas que, sin ser nada del otro mundo, sí al menos resultaron aceptables. Y algo más que aceptable fue su respuesta a Pedro Sánchez, quien intervino al final de la segunda ronda, pero al que Tamames puso en su sitio con unas palabras muy certeras. Sin llegar a la brillantez (muy alejado de ella, más bien), mucho mejor Tamames que el día anterior. Lo que le llevó a él y a Vox a que salvaran los muebles en esta moción de censura, que no es poco con lo que se había visto en la sesión anterior.
La intervención de Inés Arrimadas fue simplemente extraordinaria. Luego la pondré por aquí.
Y Pedro Sánchez salió escaldado, increíblemente, frente a Ramón Tamames. Sus últimas palabras fueron en plan perdonavidas, pero Tamames supo poner el dedo en la llaga de que lo que busca Sánchez es el enfrentamiento, el choque, los bloques.
Y lo mejor de todo es que esta ridícula moción de censura circense se acabó. Veremos que es lo que viene en los próximos días.
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