Que un ministro, quien es a la vez juez, cometa una acción ilegal es algo que debe llevar a su cese fulminante si se niega a dimitir (dimisión que, si tiene dignidad, sería lo normal). Es de lo que tuvimos conocimiento ayer. El Tribunal Supremo ha anulado el cese del coronel Pérez de los Cobos ordenado por el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. Evidentemente, por su doble condición de ministro y juez, cuando yo escribo estas líneas debería haber renunciado al cargo ya. Pero, por el contrario, ha dejado claro que no tiene la más mínima intención de dimitir. Y como no se quiere ir por las buenas el Presidente del Gobierno debería haberle cesado ya.
Pero en lugar de sacar a Marlaska del Gobierno, lo que están haciendo, ya que debería reponer a su anterior puesto a Pérez de los Cobos en el plazo de dos meses, es intentar esquivar el cumplimiento de la ley.
Nada nuevo bajo el sol. El asunto es gravísimo, por supuesto. Pero asuntos de la misma o mayor gravedad en incumplimientos de leyes ha habido en el pasado por parte del Gobierno. Y no ha pasado nada. Nadie dimitió, nadie fue cesado. Lo mismo que sucederá ahora.
Sánchez no, Sánchez echará a Marlaska. La única solución para que todas estas atrocidades legales lleguen a su fin es que los españoles echen a Sánchez en las urnas.
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