¿Debe dimitir Luis Aragonés?

No me gusta Luis Aragonés; nunca me ha gustado, y ahora aún menos. Es muy triste ver a España quinta en su grupo, detrás de países como Suecia, Irlanda del Norte y... Letonia. Pero nada está perdido. Para la Eurocopa se clasifican los dos primeros, y España puede perfectamente darle la vuelta a la situación, ganando los partidos de casa frente a Irlanda del Norte y Suecia, y dando la campanada ante Dinamarca. Incluso podría quedar primera de grupo, aunque sé que eso es mucho decir.

Ahora bien, para eso España necesita otro seleccionador. Está claro que con éste no hay nada que hacer. Lo único que nos espera si sigue dirigiendo los destinos de la selección española en marzo es que le deje al próximo una situación casi desesperada (o sin el casi) en el caso de que España pierda en casa frente a Dinamarca.

Pero tampoco es cuestión de que la afición la coja con el hombre en el sentido de exigirle vez tras vez la dimisión. Porque a nadie se le puede obligar a dimitir, por el sencillo hecho de que nadie puede ser obligado a firmar lo que no desea firmar. Lo que cabe exigir es que Luis Aragonés sea cesado fulminantemente por quien tenga capacidad de hacerlo, y que sea indemnizado conforme al contrato que firmaron con él, porque los contratos se firman para cumplirse.

Otra cosa es que Luis Aragonés, en el final de su carrera como entrenador, sea consciente de que ésta es la última etapa de su andadura, y se aferre al cargo única y exclusivamente por dinero, sabedor de que no va a encontrar, ni ahora en el futuro, otra oportunidad para dirigir un equipo de fútbol. Ello podrá ser calificado de falto de honestidad desde el punto de vista de los colores nacionales de fútbol, ante lo evidente de que Luis Aragonés prefiere seguir en el cargo y hundir a la selección que dejarla para que tenga una oportunidad. Pero oportunistas los hay en todas partes, y que se aferren a un contrato tiene su lógica, por más que no nos guste a los que queremos los colores nacionales. En todo caso eso es problema de Luis Aragonés, que con ello pone una negra marca sobre el final de su carrera como entrenador.

El problema de la selección nacional es salir de Luis Aragonés, y debe resolverlo de forma inmediata quien deba, que es Angel María Villar, Presidente de la Federación de Fútbol. Y si no lo resuelve ahora, lo lógico es que a la hora de salir salieran los dos juntos.