Ya es oficial. En España el homeschooling (enseñar a los hijos en casa) es ilegal. Lo ha dicho el Tribunal Constitucional. Es una muy mala noticia para los que creemos en la libertad de los padres para educar a sus hijos como crean que es mejor para ellos.
Puedo entender y compartir que el Estado se preocupe de que no haya niños que se queden sin estudiar, porque es evidente que en la sociedad en la que vivimos el estudio es fundamental para llegar a ser alguien en la vida. Pero una vez demostrado que unos niños están recibiendo una educación en su domicilio, que es incluso superior a la ofrecida por los colegios públicos, es una intromisión injustficable que el Estado obligue a los padres a "escolarizar" (ya estaban escolarizados) a esos hijos.
Si bien el homeschooling nunca he tenido ningún tipo de regularización práctica en España, los gobiernos pasados tomaron la decisión de hacer la vista gorda con las familias que enseñaban a sus hijos en el hogar. Pero con el presente Gobierno eso se acabó, y ha decidido entrar a saco en este tema, como en otros muchos, ya que para ellos la única forma de entender la libertad es como ellos la ven, y al que no comparte su opinión se le debe obligar por la fuerza.
Y es que los hechos eran tozudos en este tema:
Sus hijos hablaban cinco idiomas, sabían música y recibían clase de matemáticas, ciencias y lengua, así como educación ética.
Pero no fue suficiente. Si la realidad se opone a lo que ellos piensan, habrá que cambiar la realidad. Lo dicho, una muy mala noticia para los que creemos que los padres deben ser quienes decidan que educación es la mejor para sus hijos, partiendo de unos mínimos de sentido común.
Al estado, y menos a este gobierno, le importa un bledo la educación de los ciudadanos: sólo quieren adoctrinarlos y restringir las libertades.
ResponderEliminarTotalitarismo en acción, sólo falta que nos unzan la yugo.
ResponderEliminarSi me permites una puntualización: el homeschooling no es ilegal sólo porque una sentencia niegue el derecho de unos padres concretos a educar en casa por unos motivos concretos.
ResponderEliminarOtra cosa es que seamos perseguidos como criminales a pesar de que ninguna ley otorga base jurídica para esta persecución. Es indecente.
Un dato: ahora mismo, por lo que sé, hay 23 familias que están siendo investigadas por educar en casa en España (algunas ya tienen incluso una imputación penal).
Gracias por hablar de este tema. Un saludo.
Creo que todos comprendemos que existen padres con la capacidad y la voluntad para educar a sus hijos de manera que alcancen un nivel educativo, cultural y moral superior al que obtendrían siguiendo una educación estándar (especialmente teniendo en cuenta nuestro actual sistema educativo).
ResponderEliminarEn esos casos, tal prohibición no solo invade y se apropia de la libertad de los padres para decidir la educación que sus hijos deben recibir. También es algo que afectará negativamente a los niños en cuestión y probablemente a sus perspectivas de futuro.
La cuestión es, si se permite, ¿que ocurre con todos los padres de este país que no tienen la capacidad ni la voluntad para hacerlo, pero deciden hacerlo? Gente de clase baja o incluso marginal (en entornos marginales de hecho es bastante habitual la no escolarización) que pudiese ampararse en ello para no escolarizar a sus hijos por razones culturales o de necesidad.
En este último caso solo hay dos posturas posibles:
- O bien se deja a la responsabilidad de los padres y se respeta su libertad de poner a los niños a trabajar a los 12 o de no enseñarles nada...
- O bien se trazan unas líneas límite para decidir quien puede educar a sus hijos en casa y quien no. Se podrían valorar muchas cosas: renta, nivel educativo, superación de inspecciones periódicas... Con todos los dilemas que eso plantearía, y sobre todo, no dejaría de ser una injerencia del estado en la libertad de los padres con lo cual estaríamos frente al mismo problema moral con el que empezamos.
Y para terminar y desde otro enfoque, ¿dónde queda la libertad del niño? Y si el niño no puede decidir por si mismo, es evidente que alguien tiene que hacerlo por él. Y ese alguien solo puede ser, o bien sus padres, o bien el estado. No dudo que usted, el autor (digo esto desconociendo su situación personal y familiar) está/estaría capacitado para hacerlo junto con su cónyuge. Pero, ¿ha reflexionado y llegado a la conclusión de que los padres medios de esta sociedad que tenemos están capacitados para darle a sus hijos una mejor educación de la que recibirían del estado?.
Post muy largo y probablemente no leído, pero en todo caso ahí dejo mis impresiones.
Daniel, como bien dices, con el tipo de regulación que propones el problema seguiría siendo el mismo: la injerencia del Estado en un asunto privado y la negación de la libertad de los padres. El Estado no tiene ninguna legitimidad para decidir quién tiene la capacidad necesaria para educar a sus hijos. De ahí a imponer un control de natalidad en función de la supuesta capacidad o incapacidad de los padres sólo hay un paso.
ResponderEliminarPor otro lado, respecto a lo de permitir que los niños elijan, es curioso que siempre se esgrima este argumento a favor de los niños que, supuestamente, elegirían ser escolarizados, cuando la realidad es que la mayoría de los niños que están escolarizados, si pudieran elegir, elegirían quedarse en casa.
Hagan la prueba, pregunten a los niños que conocen si les gustaría educarse en casa, se pueden llevar una sorpresa.
Daniel, el Estado podría optar por exigir un determinado curriculum educativo a los padres, o por examinar a los niños en cuestión para saber que están teniendo el progreso necesario (la segunda alternativa sería la más justa). Hay salidas para permitir la educación en casa y estar seguro de que nadie la usa para no educar (estoy totalmente en contra de ello, porque cada niño tiene derecho a la mejor educación posible). Lo que pasa es que, en vez de regularizar, se ha optado simplemente por ilegalizar, lo que me parece una auténtica barbaridad.
ResponderEliminarGracias también a Aspirante y a Laura por vuestras aportaciones.
Tanto el gobierno del Psoe (Felipe y Zapatero) como el del PP (Aznar y Rajoy) quieren perpetuar a sus adorados maestros y profesores, a los que tienen muy bien pagados por 18 horas semanales de trabajo, más vacaciones que nadie y siendo los únicos funcionarios que al retirarse reciben una gratificación a modo de finiquito de entre 20.000 y 60.000 euros de un golpe. Son precisamente maestros y profesores los que promueven su perpetuidad. Nadie con esas condiciones laborales querría perderlas, aunque sea a costa de perjudicar a miles de niños.
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