Las democracias occidentales tiene una lógica aversión a las tiranías. Lo malo es que a la hora de ayudar a derribarlas rara vez tienen en cuenta qué es lo que las va a sustituir, y en el caso de las "primaveras" árabes usualmente es algo aun peor. Las dictaduras laicas sedicentemente de izquierdas retrotraen a la mitad del siglo XX, antes de la caída del muro, pero el fanatismo islamista es un viaje de muy difícil retorno a lo peor de la Edad Media, guerras sectarias entre variantes del Islam incluidas.
Con ser la dinastía de los Assad claramente abominable, suele cerrarse los ojos en Occidente al hecho de que cristianos y ateos en Siria la apoyan: por algo será.
Las democracias occidentales tiene una lógica aversión a las tiranías. Lo malo es que a la hora de ayudar a derribarlas rara vez tienen en cuenta qué es lo que las va a sustituir, y en el caso de las "primaveras" árabes usualmente es algo aun peor. Las dictaduras laicas sedicentemente de izquierdas retrotraen a la mitad del siglo XX, antes de la caída del muro, pero el fanatismo islamista es un viaje de muy difícil retorno a lo peor de la Edad Media, guerras sectarias entre variantes del Islam incluidas.
ResponderEliminarCon ser la dinastía de los Assad claramente abominable, suele cerrarse los ojos en Occidente al hecho de que cristianos y ateos en Siria la apoyan: por algo será.
Con ver cómo es y cómo se viste la mujer de Bashar al-Assad, es suficiente para saber que, en el peor de los casos, es el menos malo de la película.
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