Se indignan por la crisis humanitaria de los refugiados. Se indignan ante las trabas que Europa pone para no recibir a unos refugiados a los que habrá que dar alimento, alojamiento y medicación hasta que puedan conseguirlos por sí mismos, lo que en muchos casos puede llevar incluso años. Se indignan contra el Gobierno conservador de Hungría, que ve su país invadido y desbordado. Se indignan ante las imágenes y las noticias de los muertos. ¿Es una tragedia humana todo ello? Sin duda. Pero no es la única en el mundo. Hay otras tragedias que acontecen a diario, incluso mayores. Su indignación es ideológica, sectaria.
No se indignan ante las atrocidades del régimen norcoreano con su gente. No se indignan ante las barbaridades de Hamas con sus súbditos. No se indignan ante las violaciones, asesinatos y todo tipo de abusos en los países musulmanes. Tampoco se indignan cuando lo mismo sucede (aunque en menor medida, pero sucede, y mucho) en países de América Latina y no digamos ya de Africa o Asia. No se indignan por el hecho de que en las cárceles latinoamericanas conviven encerrados entre rejas y hacinados niños con adultos sin ningún tipo de vigilancia, con las consecuencias sexuales que se pueden imaginar, noche tras noche. No se indignan cuando regímenes corruptos mantienen en la miseria a las gentes de sus país mientras los dirigentes viven en la mayor de la opulencias y roban todo el dinero para ponerlo en paraísos fiscales. Ni tan siquiera se indignan porque los países limítrofes a los conflictos se niegan a acoger a los refugiados. No se indignan ante las atrocidades del EI. No se indignan ante el hecho de que los gobiernos occidentales no hacen nada para parar tales atrocidades. No se indignan con los gobiernos de los refugiados, que en muchos casos son los mayores culpables.
Podríamos seguir. Pero no vale la pena. No se indignan ante las incontables crueldades, algunas incluso inimaginables, que suceden a diario en este mundo. Punto. Por eso me indigna ver tanta indignación hipócrita. Me indigna ver tanta indignación sectaria. Me indigna ver tanta indignación de salón, o, mejor dicho, de teléfono móvil y de ordenador. Me indigna ver tanta indignación de pasatiempo en Facebook y en Twitter. Me indigna ver tanta indignación de "¡tenemos que hacer algo, tenemos que hacer algo!" para solamente sentirse bien por escribir eso. Me indigna tanta indignación como rastrera arma política y social contra "el otro". Me indigna ver su indignación demagógica.
Sí, yo también me indigno. Me indigna su indignación. Porque intento pensar con los pies en la tierra. Porque intento mirar la realidad de frente, aunque esa realidad tenga cara de perro. Porque los problemas no se solucionan con una "solidaridad" irreal, dando todo lo que tenemos para quedarnos sin nada. Porque la maltrecha sociedad europea en general y española en particular está más maltrecha cada día, en parte por culpa de esa estúpida "solidaridad". Porque esa necia "solidaridad" está dejando entrar a multitud de personas que no aprecian nuestros sociedad, sino que simplemente quieren destruirla.
Por todo eso, y por mucho más, me indigna su indignación.
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