Al hilo de mis dos textos sobre la violencia dentro de las parejas homosexuales (uno y dos) hay que señalar algo que me parece muy importante, por más que a muchos no se lo parezca, y es que cuando hablamos de maltrato físico (el sicológico es otra historia) de un hombre a una mujer que están unidos sentimentalmente de lo que estamos hablando no es solamente de machismo, sino sobre todo de un abuso de poder de alguien, el hombre, que tiene mayor fuerza física que otra persona, la mujer.
Y ese abuso de poder a través de la fuerza física se puede dar (se da de hecho) en muchas otras relaciones, como las que hemos mencionado de parejas del mismo sexo (de dos hombres y, ojo al dato, también de dos mujeres), e incluso a veces sucede, aunque no es lo normal, de la mujer hacia el hombre. Podríamos hablar también de esa misma violencia física de padres hacia hijos y últimamente de hijos jóvenes hacia padres adultos o ancianos.
Es un abuso de poder del más fuerte hacia el más débil. Y proteger al más débil es la función primordial del Estado. Por eso lo normal sería que se calificara dicha violencia como "violencia doméstica", sean quienes sean la persona agresora y la agredida. Claro, ello es así si se ve desde el punto de vista de la justicia, es decir, de lo justo. Porque si de lo que hablamos es simple y llanamente de perseguir al hombre por el hecho de serlo, entonces es otra historia, para la que vale incluso aplicar penas menores a otros tipos de agresiones. Es la idiotez de sujetar lo que es justo a una ideología en particular, en este caso la feminista extrema. Y como ejemplo tenemos la campaña de una de las dos pasadas elecciones generales (creo que la primera, aunque no estoy seguro) en la que Ciudadanos proponía elevar las penas de todas las agresiones al mismo nivel; puntualizaron que no hablaban de rebajar penas a los hombre agresores, sino de elevarlas a las mujeres agresoras; pero no sirvió de nada, los estigmatizaron igual, sacando su propuesta y la defensa completamente de contexto y retorciéndola hasta hacer que lo que decían sus detractores era prácticamente opuesto a lo que proponían en Ciudadanos. La idiotez no conoce límites.
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