sábado, 24 de marzo de 2018

El pincipio del fin



No me gusta lo que veo en las dos fotografias sobre estas líneas, especialmente hoy en la segunda. Por eso no voy a escribir este texto de forma irónica, como pensaba hacerlo. He estado dentro de la cárcel, por cuestiones de trabajo, y sé que es dura. Conocí a delincuentes habituales, para los que la cárcel era casi su hogar y a los que no les importaba estar allí. Y conocí también a otros presos que no eran delincuentes habituales sino más bien personas de familia, y que estaban allí por diversas circunstancias de la vida, los cuales llevaban su estancia en prisión como un auténtico drama, casi una tragedia.

Creo que, por ejemplo, Turull y Forcadell son de los segundos, por lo que he leído de ellos. Y probablemente lo son todos los líderes secesionistas encarcelados. Por eso, a nivel personal, después de ver las lágrimas de Turull despidiéndose de su esposa, con la que tiene dos hijas, no me puedo sentir feliz de que esté en prisión. Ni él ni ninguno de los demás que no sean delincuentes habituales.

Pero creo que al juez Llarena no le quedaba más remedio que mandarles a prisión, tomando en cuenta los gravísimos delitos de los que se les acusa y, por si fuera poco, la fuga de Marta Rovira pocas horas antes.

A nivel político creo que esto es el principio del fin del secesionismo en España. El Estado, a nivel político y, sobre todo, a nivel judicial, está sabiendo reaccionar ante el mayor desafío que ha sufrido España como tal y las libertades de la mitad de los catalanes en particular probablemente desde 1978 (llegada de la Constitución), pero con toda seguridad desde 1981 (asalto armado al Congreso de Tejero).

Será un final largo, no me cabe duda. Con toda seguridad habrá altercados en el camino, como ya se están produciendo en estos momentos. Es probable que algunos de ellos incluso más graves. Porque sigo pensando que el secesionismo catalán continúa buscando un muerto entre sus filas para así poder exponerlo como la supuesta e incuestionable prueba de la brutalidad del Estado Español contra ellos. Espero que no se lo den.

En resumen, creo que el camino que se está andando es el correcto. Un camino que, recordemos, fue el secesionismo quien lo comenzó a andar de forma provocadora desde 2012, curiosamente cuando estaba en todo su esplendor (es un decir) el Caso Palau, el cual se intuía que era solamente la punta del iceberg de la corrupción política en Cataluña. Este camino el Estado Español lo podía haber terminado antes, y nos hubieramos ahorrado las graves situaciones, políticas y personales, que estamos viendo actualmente. Pero lo que hay es lo que hay. Dice el dicho que más vale tarde que nunca. Y el Estado está actuando, sin duda, tarde, pero correctamente, para terminar un camino que nunca debió comenzar a andarse.

2 comentarios:

  1. Discrepo en que Forcadell, Rull&Turull no sean delincuentes habituales, sí lo son, llevan delinquiendo al menos desde 2012; del mismo que un narcotraficante o un mafioso, a pesar de ser comerciantes y poder ser hombres de familia, son también delincuentes.

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    1. Para mí un delincuente habitual es el que es condenado habitualmente por sus delitos. Para los demás está la presunción de inocencia.

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